Investigaciones recientes en el campo de la genética muestran que la tartamudez puede ser un trastorno debido a la mala integración de los circuitos neurológicos. Además, se sabe que muchas personas que tartamudean pueden tener una carga genética.
Sin embargo, la tartamudez todavía se enfrenta a la ciencia y sigue planteando preguntas. Por ello, son los niños con tartamudez infantil los que más sufren las consecuencias de no realizar una detección precoz. Además, esta detección temprana ayudará al niño a evitar que las disfluencias se cronifiquen, convirtiéndose en tartamudez.
¿Realmente tartamudea el niño?
Para la mayoría de los niños pequeños y preescolares, la mayoría de los problemas de fluidez del habla desaparecen por sí solos después de un corto tiempo. En otros casos persisten y los signos de tartamudez se hacen más evidentes. Obtener ayuda profesional a tiempo ofrece la mejor oportunidad de reducir el problema si no desaparece y comienza a convertirse en una condición permanente.
Ciertos factores de riesgo pueden ayudar a predecir si los problemas de fluidez del habla continuarán por más de unos pocos meses y se convertirán en algo más permanente que requiera un tratamiento específico.
¿Qué es la tartamudez infantil y cómo se detecta?
La tartamudez infantil, también conocida como disfemia, es un trastorno del habla (no del lenguaje) que ocurre en los niños. Este trastorno se caracteriza porque el niño deja de hablar de forma involuntaria, y además va acompañado de tensión muscular en la cara y el cuello, pudiendo incluso notarse cierto miedo y estrés al hablar, sobre todo delante de determinadas personas o en determinados momentos. .
Si tu hijo sufre de tartamudez infantil, puedes notar los siguientes síntomas:
Juega quince minutos al día.
Sin embargo, una cosa es repetir sílabas y otra, muy diferente, comprobar que el niño se bloquea al hablar, que hace un esfuerzo enorme para pronunciar las palabras o que sufre una tensión corporal visible cuando trata. “No es lo mismo que tu hijo diga p-ball, que lo oigas decir pppball”. El programa Lidcombe, diseñado para este tipo de tartamudez, que es la real, garantiza superar el trastorno en el 80% de los casos. Los padres reciben capacitación del terapeuta, quien los ayuda a ayudar a su hijo a superar el problema.
Todos los días, todos los días, tienen que pasar quince minutos jugando con el niño y hablando con él en un lenguaje sencillo. Oraciones cortas y bien construidas -sujeto, verbo y predicado- y sobre todo palabras sencillas, sin complicaciones. Los aciertos se refuerzan con mensajes positivos (“¡Eso has dicho bien! ¡Sonaba bien!”) y los fracasos se corrigen con mimo y complicidad. «Mira, es bola marcada… A ver, inténtalo de nuevo… ¡Muy bien!» «. Solo debe durar un cuarto de hora. El resto del día, deje que el niño respire y olvídese de los tapping y las correcciones.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo si tartamudea?
Desde la web Kidshealth.org se dan los siguientes consejos para aprender a afrontar esta situación. Hay que tener en cuenta que en muchos casos este trastorno del lenguaje se supera sin necesidad de terapia del lenguaje cuando el niño cumple los 5 años o ingresa en la escuela.
Estos son los consejos que destacamos:
- Escucha con paciencia: Dale a tu hijo suficiente tiempo para expresarse sin interrumpirlo. Escucha atentamente y demuéstrale que estás interesado en lo que tiene que decir.
- No le apresures ni le interrumpas: Evita finalizar las frases por él o completar sus palabras. Permítele terminar sus propias oraciones y pensamientos.
- Mantén el contacto visual: Mantén contacto visual con tu hijo mientras habla. Esto le mostrará que estás prestando atención y le brindará seguridad.
- Evita el estrés y la presión: Crea un ambiente tranquilo y libre de estrés para que tu hijo se sienta cómodo al hablar. Evita situaciones en las que se sienta presionado para hablar con rapidez.
- No le etiquetes: Evita etiquetar a tu hijo como «tartamudo» o hablar constantemente sobre su tartamudeo. En lugar de eso, enfócate en sus habilidades y fortalezas.
- Fomenta la comunicación en familia: Promueve conversaciones abiertas y frecuentes en casa. Esto ayudará a tu hijo a practicar su habilidad para hablar y a sentirse más cómodo al expresarse.
- No le corrijas constantemente: No corrijas a tu hijo cada vez que tartamudea. En lugar de eso, mantén una actitud positiva y refuerza sus intentos de comunicarse.
- Sé un modelo a seguir: Habla de manera clara, pausada y relajada cuando estés con tu hijo. Esto le brindará un modelo de habla más fluida y relajada.
- Fomenta la autoestima: Ayuda a fortalecer la confianza y autoestima de tu hijo destacando sus logros y cualidades más allá de su tartamudeo.
- Considera la terapia del lenguaje: Si el tartamudeo de tu hijo persiste o afecta su calidad de vida, considera buscar ayuda de un logopeda o terapeuta del habla. Ellos pueden proporcionar estrategias y técnicas para ayudar a tu hijo a superar el tartamudeo.
Recuerda que cada niño es único y puede requerir enfoques y apoyo individualizados. Si estás preocupado por el tartamudeo de tu hijo, es recomendable consultar a un profesional para una evaluación más precisa y un plan de acción adecuado.